Mi experiencia en Inglaterra

Si tuviese que resumir mi experiencia en Inglaterra en una sola palabra, sería sin duda “inmejorable”.

Estuve en una pequeña ciudad al oeste de Inglaterra, a dos horas de Londres. En el centro encontramos la típica boarding-school inglesa (al más puro estilo Harry Potter) que en verano se transforma en una escuela de inglés para extranjeros. Su edificio principal es el lugar donde se hacen las clases y cuenta con todas las instalaciones necesarias: clases amplias y luminosas, un comedor enorme, una sala de informática (con unos 20 iMacs), un teatro, una sala de juegos y… ¡hasta un gimnasio con piscina!

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Las clases están genial: los profesores son muy atentos y dan mucha caña, pero saben que aunque quieres aprender estás de vacaciones, así que compaginan las lecciones con actividades dinámicas para que participemos todos y nos conozcamos mejor. Pero esto solamente es por la mañana, porque la escuela organiza actividades y salidas muy interesantes todas las tardes y los sábados. Algunos días hay actividades culturales y deportivas, en las que aprovechamos la piscina y la pista de tenis de la escuela y por las noches siempre hay concursos y actividades como la noche de talentos o fiestas, pero se hace sobretodo mucho turismo. Algunas tardes y los sábados hay visitas a Stratford-upon-Avon, Gloucester, Bath, Cardiff, Oxford… y hasta Londres ¡Dos veces!

Además, la gente con la que compartes la experiencia es fantástica. Aunque llegué pensando que me encontraría a mucha gente española, la verdad es que había bastante variedad, también porque la escuela se encarga de no colocar a mucha gente de los mismos lugares juntos. Todos vienen sobre todo a pasárselo bien, así que no sorprende que tres semanas después muchos nos hayamos vuelto inseparables.

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Respecto al alojamiento, todas las familias que selecciona la escuela se involucran mucho en ayudar a integrarte y a pasarlo lo mejor posible. A mí me tocó una mujer de unos treinta años y su hijo de cinco que vivían muy cerquita de la escuela. La verdad es que durante tres semanas me hicieron sentir una más de la ciudad: les acompañaba a hacer la compra, a ir al parque y a visitar a la familia. Además lo domingos preparaban excursiones: algún domingo al campo, otro a un mercadillo medieval y otro a un lugar muy típico y frecuentado de la ciudad: el spa.

En conclusión, mi experiencia en Inglaterra no podría haber sido mejor y por eso animo a cualquiera que se esté planteando ir a que no dude en dar el paso. El inglés lo vas a aprender de verdad usándolo y este programa te pone todas las facilidades para que lo puedas llevar a cabo. Y encima te llevas una experiencia inolvidable.

By Clàudia Maravalle

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