Los años de instituto son una etapa fundamental de la vida; no solo por lo importante que es recibir una formación de calidad en esos años, sino porque es un periodo en el que los adolescentes desarrollan su identidad y empiezan a convertirse en adultos.
Sin duda, estudiar un año de instituto en el extranjero no solo es una aventura única, sino que las habilidades que se desarrollan a través de esta experiencia te cambian la vida para siempre:
Vivir en total inmersión lingüística
Suele decirse que los jóvenes son como esponjas, y es innegable que aprenden idiomas mucho más rápido y con más facilidad que los adultos. Esto es así en cualquier contexto, pero esa facilidad resulta aún más evidente cuando los jóvenes aprenden a través de una experiencia de inmersión lingüística en el extranjero, en lugar de en las clases de idiomas tradicionales a las que asisten en su país. Si estás rodeado del idioma que estás estudiando, no tienes más opción que adaptarte — cuanto más joven seas, más fácil te resultará.
Dominar una lengua extranjera abre muchas puertas a lo largo de la vida, pero aprenderla en el instituto es todavía mejor, ya que estar familiarizado con el inglés académico es una gran ventaja a la hora de estudiar en una universidad británica o estadounidense, por ejemplo
Volverse más independiente
Estar lejos de casa puede ser difícil tanto para los estudiantes como para sus familias, pero también es una oportunidad fantástica para que los adolescentes se vuelvan más independientes en un entorno seguro — independientemente de si se alojan con una familia anfitriona o en un internado, todos los estudiantes que cursan año académico en el extranjero están supervisados por adultos. Aún así, los jóvenes se vuelvan más responsables y maduros a través de esta experiencia, ya que aprenden a gestionar su tiempo, sus tareas académicas y su presupuesto.
Desarrollar la identidad propia
Hacer un año escolar en el extranjero permite a los adolescentes descubrir otra cultura… ¡y descubrirse a sí mismos! Está demostrado que como mejor se aprende es a través de la experiencia — y durante un año de instituto en el extranjero, se pueden tener infinidad de experiencias. Vivir en otro país permite a los adolescentes aprender muchísimo sobre cómo funciona el mundo, así como sobre sí mismos. De hecho, según diversos estudios, los jóvenes que viven un tiempo en otro país tienen una identidad más marcada que los que no lo hacen. Además, estar en contacto con diferentes culturas y formas de pensar a una edad temprana les ayuda a definir su visión del mundo; una habilidad imprescindible en una sociedad globalizada como la actual.
Hacer amigos para toda la vida
Las amistades son una parte fundamental de nuestro tiempo en el instituto, pero los amigos que se hacen durante un año académico en el extranjero son todavía más importantes, si cabe. Cuando se tienen amigos de diferentes culturas y lenguas maternas es imposible aburrirse, ya que siempre hay algo nuevo que aprender. Los adolescentes volverán de su experiencia en el extranjero con la impresión de que el mundo es más pequeño y amable, ya que tendrán amigos de todo el mundo. Además, por mucho que pasen los años y los separen miles de kilómetros, haber compartido una experiencia en el extranjero suele ser un vínculo lo suficientemente fuerte como para que esa amistad dure toda la vida.
Vivir momentos inolvidables
Sí, se puede vivir en el extranjero en cualquier etapa de la vida, pero… ¿por qué esperar? ¿Y por qué renunciar a la oportunidad de crear recuerdos únicos? Las experiencias que uno vive en la adolescencia marcan de por vida, por lo que hay que asegurarse de que sean positivas, para así vivir de manera optimista y feliz.
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