Siempre había leído mucho sobre Australia; era un país que me atraía pero tenía claro que si algún día iba no sería para un viaje corto, ya que quería visitar lo máximo posible. Al final, me decanté por hacer un curso de inglés en Australia y pasé un total de 6 meses en el país… ¡se me hicieron cortos!
Australia es un país muy extenso, las distancias son enormes y hay mucho por descubrir. Por eso, es aconsejable, si se puede, viajar con tiempo y aprovecharlo al máximo.
Viajé con un visado de estudiante, el cual me permitía trabajar mientras hacía un curso de inglés en Australia (más concretamente, en Byron Bay). Byron Bay me gustó por su ambiente hippie y relajado. Fue un destino perfecto para aprender más sobre la cultura australiana, mejorar en surf y desconectar al máximo a la vez que aprendía mucho inglés.
Lo primero que me llamó la atención fueron las enormes casas. En Australia, casi todo es grande, pero en Byron Bay no hay edificios, todo el mundo vive en casas… ¡y qué casas! Estuve muy a gusto con la familia que se me asignó; me sentí una más, me involucraban mucho en su día a día y me tenían muy en cuenta. La escuela, por su parte, era muy bonita, las clases no se hacían nada pesadas y siempre había un montón de actividades y excursiones a las que apuntarse. Conocí a mucha gente de diferentes partes del mundo, con los que todavía sigo en contacto.
Respecto a la cultura australiana, me llamó la atención que aprovechan mucho la mañana, amanece muy pronto y la gente aprovecha para hacer deporte a primera hora: surf, correr, andar, etc. antes de ir a trabajar. Por supuesto, entre deporte y trabajo es sagrado el desayuno. Me sorprendió muchísimo el ritual del desayuno, que era más bien una gran comida; todo muy sano y ecológico, eso sí.
Byron Bay destaca por su calidad de vida y es verdad que nunca vi a nadie estresado por trabajo, comiendo con prisas o enfadado por tráfico en el coche. todo lo contrario, la gente siempre sonríe, saluda y siempre te pregunta cómo estás… o, como dicen ellos, “Hawaya?”. Creo que lo más gracioso fue escucharles hablar, ya que abrevian absolutamente todo. En la escuela incluso nos hicieron un minicurso para aprender la jerga local: Sundee (Sunday), Bottlo (Bottle Shop) o Mozzie (Mosquito) entre otros.
Y por supuesto, una vez terminado el curso, algunos aprovechamos para viajar. Lo típico es alquilar una furgoneta y hacer un roadtrip y así lo hicimos. Estuvimos en playas infinitas, vimos canguros, koalas y distintos animalitos, según la zona que visitábamos. Por las noches, el cielo era como estar en un planetario: increíble. Aprovechamos para ver Melbourne y Sídney, las grandes ciudades y las islas Whitsundays o Fraser Island. La verdad es que Australia tiene paisajes muy diferentes, algunos tan impresionantes que no parecen reales. Sin duda, fue una gran experiencia porque no solo mejoré mi nivel de inglés y de surf, sino que descubrí un país precioso que me ofreció muchísimo. No dudaría ni un segundo en repetir mi curso de inglés en Australia. ¡Gracias, ESL!
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