Viajar nunca ha sido tan fácil ni tan asequible. Gracias a los aviones, hoy en día podemos transportarnos al lugar más recóndito sin mayor dificultad. Tengo una larga lista de destinos que quiero visitar, pero cada vez que pienso en viajar, me acuerdo de mi problemilla: tengo miedo a volar. Se estima que unas 500 personas en todo el mundo padecen de aerofobia. En mi caso, empieza la noche antes del viaje: me angustio y duermo mal. Si, por algún casual, coincide que la prensa está informando sobre un accidente aéreo, entro en pánico y empiezo a imaginarme escenas macabras dignas de una película de terror. Sin embargo, tengo que subirme a este milagro de la ingeniería bastante a menudo… sobre todo ahora que vivo en el extranjero. Entonces, ¿cómo haré para prepararme para mi próximo vuelo?
Mis 10 consejos (probados) para superar la aerofobia
- ¡Preparados, listos… ya!
Gracias a mi smartphone, puedo reservar mi asiento favorito antes de viajar. Normalmente, me pongo en el lado del pasillo, a la altura de las alas, ya que hay más espacio y puedo “escapar” fácilmente sin quedar atrapada entre los demás pasajeros.
- No descuidar las necesidades básicas
A pesar de los nervios crecientes de la noche antes del viaje, es importante comer adecuadamente (algo ligero, preferiblemente) y beber bien (agua o té exclusivamente), además de acostarse temprano para estar en plena forma al día siguiente.
- ¡Nada de alta costura!
¿Qué me pongo? Lo reconozco, cuando me bajo del avión, no parezco una estrella de cine. Tampoco parece que acabe de llegar de un tratamiento de wellness… Para mí, lo importante es ir cómoda: ropa poco ajustada, zapatillas de deporte y varias capas de abrigo (como una cebolla, para no congelarme con el aire acondicionado ni asfixiarme de calor al salir del avión). Dejo las lentillas en casa y utilizo gafas, que, además de darme un aspecto intelectual, no me secan los ojos.
- Ser (muy) puntual
El estrés y el miedo a perder el vuelo no te van a ayudar a estar tranquilo en el avión. Por eso, intento llegar al aeropuerto con un poco de tiempo. Allí siempre hay cosas que hacer; se puede observar a gente de todo el mundo o echar un vistazo a las tiendas. A mí me permite despejar la mente y también intento contagiarme de la serenidad de los demás viajeros.
- No prestar atención a los ruidos extraños
Sobre todo durante el despegue, el avión hace ruidos extraños que te pueden inquietar. Antes del viaje, puedes ver los diferentes vídeos en YouTube que te explican a qué se debe cada uno de estos ruidos. Graham, bloguero y viajero, incluso ha escrito un artículo que repasa y explica las causas de cada ruido. ¡La lectura ideal para antes de volar!
- Querida tripulación…
¡No hace falta que disimules! El personal de a bordo está acostumbrado a tratar con pasajeros que padecen aerofobia. Por eso, al acceder avión, les hago saber que estoy algo asustada y aprovecho para preguntar si está previsto que haya turbulencias. Así, me preparo para que el vuelo sea un poco “agitado”. Durante el trayecto, las azafatas vienen a preguntarme qué tal estoy para asegurarse de que todo va bien. ¡La verdad es que me tranquiliza! ¡Si tengo suerte, algún día me tocará un azafato tan gracioso como este!
- Escuchar música
Siempre me aseguro de llevar la batería de mi iPod bien cargada y de tener una lista de reproducción con mis canciones favoritas. Hoy en día, ya se permite, en algunos aviones, escuchar música durante el despegue y el aterrizaje; así que me pongo los cascos y me dejo llevar por el “Fly away” de Lenny Kravitz, a todo volumen. Algunos programas, como Spotify, tienen listas de reproducción con canciones sobre vuelos.
- Los remedios de la abuela
Muchas personas que tienen miedo a volar recurren a métodos drásticos como tomar medicamentos que solo se consiguen con receta. Esto me parece demasiado arriesgado y lo único que hace es agravar el problema. Para mí, hay un “remedio de abuela” que me resulta muy útil: tomo unas cuantas gotas de un elixir de flores que llevo en un bote de menos de 100 ml (¡obviamente!) y las llevo encima durante el viaje. ¡Una manera fantástica de calmar los nervios!
- Mantener la calma y respirar hondo
Los otros pasajeros pueden mirar todo lo que quieran, tú a lo tuyo. Inspira profundamente por la nariz, aguanta la respiración durante 3 segundos y expira lentamente por la boca. Repite varias veces el ejercicio, ya que baja la adrenalina y relaja.
- Beber mucho y llevar pequeñas “recompensas”
Para evitar añadir problemas circulatorios a la angustia, hay que beber mucho, preferiblemente agua sin gas o té. Sobre todo, nada de alcohol. Para muchos pasajeros, estar un poco contentillo es sinónimo de estar relajado, pero en realidad somete al cuerpo a mayor estrés. Personalmente, me tomo una onza de mi chocolate favorito regularmente para activar las hormonas de la felicidad.
Si me vence el miedo, me digo que el avión es, de lejos, el medio de transporte más seguro. En su informe anual más reciente, la IATA (International Air Transport Association) subraya que, estadísticamente, solo se estrella uno de cada 2,4 millones de vuelos… ¡Hay más probabilidades de que te caiga un rayo encima! También me digo que, si nunca me hubiese subido a un aparato volador, ¡no habría tenido la oportunidad de conocer a tanta gente interesante! Habría tenido muchas menos experiencias memorables.
¿Tienes algún consejo para superar el miedo a volar que pueda añadir a mi lista?
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