Florence Nightingale nació un 12 de mayo, fecha en la que se celebra el Día Internacional de la Enfermería. Como es una profesión esencial y los enfermeros y enfermeras han estado haciendo una labor tan importante en las últimas semanas, decidimos informarnos sobre su trabajo y sobre la conexión entre su mundo el nuestro; la conexión entre la enfermería y los idiomas.
Con este fin, hemos entrevistado a una enfermera española que trabajó durante años en el Reino Unido. A María, que ya está de vuelta en su ciudad natal, le encantó la idea de compartir con nosotros sus reflexiones sobre su aventura en el extranjero. Antes de ser contratada por el sistema público de salud británico y de mudarse a Swindon, una pequeña localidad inglesa, María estudió la carrera de Enfermería y un máster en Cuidados Paliativos en España.
En el Reino Unido, como en muchos otros países, habitualmente buscan profesionales en el extranjero para responder a la falta de personal en su sistema sanitario. María nos lo confirmó: la mayor parte del personal médico con el que trató era de países de toda Europa, y también había personas de Australia, Filipinas y Pakistán, entre otros lugares.
Como España es uno de muchos países en los que hay un desequilibrio entre el número de enfermeros y enfermeras y las plazas disponibles, vio la oportunidad de mudarse al extranjero como una manera fantástica de empezar su carrera profesional y seguir formándose. Los tres primeros meses de María en el Reino Unido fueron un reto: “cuando me fui, pensaba que dominaba el inglés”, asegura, pero se dio cuenta de que tendría que acostumbrarse a entender los diferentes acentos, aprender nueva terminología y procesar información con rapidez para reaccionar adecuadamente. Aunque María ya había hecho prácticas en el extranjero y no tardó manejarse bien con el inglés en el trabajo, insistió sobre el hecho de que los enfermeros y enfermeras extranjeras que quieran trabajar en un hospital británico tienen que hacer el examen IELTS.
Cuando sintió que tenía el nivel lingüístico que necesitaba y se familiarizó con el sistema de enfermería británico, decidió mudarse a una ciudad más grande, en busca de mejores oportunidades laborales, más ocasiones para viajar y un estilo de vida diferente. Fue al llegar a Bristol cuando María se dio cuenta de lo útil que le iba a ser en el trabajo hablar dos idiomas, dado el elevado número de pacientes de habla hispana. Normalmente, los pacientes se sentían más cómodos describiéndole los síntomas a alguien con quien pudieran hablar su idioma. Eso sí, por ley, debe haber traductores e intérpretes especializados en medicina cuando a la hora de compartir información delicada, como resultados preocupantes, así como al tratar situaciones especialmente complicadas, como casos de violencia doméstica.
Cuando le preguntamos cómo utiliza sus habilidades lingüísticas ahora que está de vuelta en España, nos contó una anécdota de lo más curiosa. En el primer centro médico en el que trabajó cuando volvió del Reino Unido, un día llegó un paciente inglés que, según el personal sanitario, estaba “fuera de sí y confundido”. Era porque, aunque la mayoría del personal sí hablaba inglés, no estaban acostumbrados a la forma en la que se expresan los hablantes nativos cuando se encuentran mal. Como María tenía mucha experiencia comunicándose en inglés con personas enfermas, logró entender qué le pasaba al paciente y le ofreció la atención que necesitaba.
Al preguntarle sobre las demás lecciones que aprendió durante su tiempo en el extranjero, reflexionó sobre cómo la experiencia ha cambiado su forma de ver las cosas. Tras estar en contacto con culturas y estilos de vida diferentes, opina que se ha vuelto más abierta de mente y relajada, y que conoce mejor la profesión. De hecho, ahora que ha regresado a España, siente que está fuera de su zona de confort y echa de menos la vida en Inglaterra y a los amigos que allí tenía, que asegura que acabaron siendo como familia, después de tantos años fuera.
Tiene un consejo muy claro y sencillo para los estudiantes de enfermería: que vayan al extranjero si pueden y que disfruten de todos los aspectos de la experiencia. Asegura que, además de ampliar sus perspectivas profesionales, les hará cambiar de mentalidad para siempre y les permitirá descubrir un lado de la vida totalmente nuevo que “uno no ve cuando hace un viaje corto”. En cuanto al aspecto lingüístico, opina que “conoces un idioma de verdad cuando lo utilizas en diferentes contextos”, que es precisamente lo que se hace al trabajar en el extranjero.
En ESL, no podríamos estarle más agradecidos a María por haber dedicado, durante estos tiempos tan duros, un rato a compartir su experiencia con nosotros y con nuestros lectores. Sin duda, nos es muy útil saber cómo ayudan los idiomas a los profesionales a avanzar profesionalmente y a hacer mejor su trabajo.
Esperamos que todos los que están dudando si dar o no el paso y trabajar en el extranjero lleguen a la misma conclusión que nosotros tras leer los comentarios de María: ¡será una experiencia inolvidable, a través de la que crecerás como profesional y como persona! ¿Quieres que te ayudemos a encontrar trabajo en otro país?
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