Hace cincuenta años, el presidente de EE.UU. John F. Kennedy subió a un podio, frente al Rathaus Schöneberg en Berlín Occidental. Fue recibido con un aplauso ensordecedor de miles de personas que llenaron la plaza para escucharlo hablar. Durante dos años, estas personas permanecieron incomunicadas por el Muro de Berlín, muchos separados de sus amigos y familiares por cuestión de mala suerte o de un momento inoportuno.
Casi dos décadas después del fin de la Segunda Guerra Mundial, Berlín todavía era una ciudad en peligro, donde dos ideologías chocaron violentamente entre sí y, como siempre, las víctimas fueron las personas normales. Estas fueron las personas a las que Kennedy dirigió quizás sus palabras más famosas:
Hace dos mil años, el mayor orgullo era decir “civis Romanus sum”. Hoy, en el mundo de la libertad, el mayor orgullo es decir “Ich bin ein Berliner”.
Notas de la pronunciación de Kennedy (archives.gov)
El Muro de Berlín finalmente cayó en 1989, mientras el comunismo fue confinado a una larga y sangrienta lista de experimentos sociales fallidos. Sin embargo Berlín –por lo menos al occidente de la Puerta de Brandeburgo- había redescubierto y adaptado desde hacía tiempo, el gusto por la buena vida, hasta que la política se atravesó.
La banda sonora de una revolución artística
Al igual que París en la década de los años veinte o Nueva York en los ochenta, la reputación de la fertilidad creativa de la Berlín moderna, es global y bien merecida. DJs, productores musicales, bandas y artistas llegan a la ciudad para buscar inspiración y fama. Esto significa que puedes disfrutar música original e innovadora todas las noches de la semana, si tienes la energía necesaria. Pero recuerda, algunas de esas fiestas pueden durar más de 48 horas.
Es difícil creer que ésta es la ciudad que David Bowie eligió para despejar su mente y dejar las drogas (¡es aún más difícil de creer que el legendario y alocado Iggy Pop viviera con él, mientras trataba de dejarlas!). Pero esto es exactamente lo que ocurrió a mediados de los años setenta… y llevó a los álbumes más aclamados de la carrera de ambos artistas (Low, Heroes y Lodger de Bowie, The Idiot y Lust for Life de Iggy Pop).
No solo fue el aire limpio y la sabrosa currywurst lo que atrajo a estos cantantes; a ellos les encantó el anonimato de la vida en Berlín. Después de la celibrity culture de Los Ángeles, Bowie podía vivir una vida normal, donde la gente de Schöneberg “simplemente no le importaba… la vida de un cantante de rock inglés”.
Y después estaba la música. Los discos procedentes de Alemania entre las décadas de 1960 y 1970 no tenían comparación. Kraftwerk y Neu! lideraron un nuevo sonido mínimo y urgente, con letras profundas y a menudo introspectivas. Mucha de la música pop de finales de la década de 1970 y 1980 puede atribuirse directamente a este movimiento.
Una ciudad de música y arte
Foto: Davide Constanzo
Después de que el Muro de Berlín fuera derribado y convertido en suvenires, la capital de Alemania se llenó de edificios vacíos, los cuales eran con frecuencia, antiguas instituciones oficiales de un país que ya no existía. Miles de amplios apartamentos fueron abandonados, ya que las personas podían viajar libremente entre el Oriente y el Occidente otra vez. La combinación de espacio, precios bajos y una sensación de renovación, crearon un paraíso artístico para los jóvenes.
Veinte años después, los artistas están atrapados en una batalla con los constructores inmobiliarios que quieren convertir sus estudios en lujosos apartamentos. Pero el espíritu sigue vivo en las numerosas galerías emergentes, que van y vienen en esta enorme y animada ciudad. También, ha sido reforzado por la gran cantidad de artistas internacionales que se han mudado allí, para estar cerca de la acción.
Parece que no se puede caminar por las calles de la Berlín de hoy, sin encontrarse con una galería, una instalación o un performance improvisado. Esta creatividad fluye por toda la ciudad, ¡un lugar donde la gente no tiene miedo de probar cosas nuevas!
Descubre Berlín en el 2013
Foto: onnola
Lo que pasa con las “épocas doradas” es que nadie las reconoce hasta que se acaban.
¿Podrían los berlineses de la década de 1920, saber que lo venía después? Los hippies de los sesenta, probablemente pensaron que seguirían tocando guitarra y hablando de paz en el siglo XXI, y en cambio hoy llenan las salas de juntas del mundo.
Pero definitivamente algo está pasando en Berlín es estos momentos ¡y necesitas verlo para creerlo! ¿Quieres saber más cosas sobre Berling? Echa un vistazo a las 10 cosas que hacer en Berlín por menos de € 20
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