Uff, exámenes… ¡Qué pereza!
Como persona ya adulta, seguramente hayas llegado a un punto en el que lo último que te apetece es que evalúen tus capacidades de una forma u otra. El estrés de estudiar para los exámenes, la tensión en aumento conforme se acerca la fecha, el corazón a mil por hora el día del examen… ¡Sin hablar de la frustración y la impaciencia mientras esperas los resultados! Aunque ninguna de estas sensaciones son plato de gusto para nadie, haznos caso – hacer un examen de nivel o de idiomas no solo es una idea estupenda, ¡en realidad tampoco es para tanto!
Eso sí, antes que nada, veamos qué es exactamente un certificado de idiomas. Los exámenes de idiomas sirven para evaluar las competencias que se tienen en un idioma extranjero, y suelen dividirse (aunque no siempre) en expresión y comprensión oral y escrita. Para ello, la mayoría de exámenes (aunque, de nuevo, no todos) se basan en el Marco común europeo de referencia para las lenguas (MCER), un estándar reconocido internacionalmente que define la competencia lingüística. Según el MCER, los usuarios se dividen en tres grupos:
- Los usuarios básicos o usuarios A (divididos en los niveles A1 y A2), que saben comunicarse en un número limitado de situaciones sin ayuda de su interlocutor;
- Los usuarios independientes o usuarios B (divididos en los niveles B1 y B2), capaces de comunicarse sin ayuda en una gran variedad de contextos, y
- Los usuarios competentes o usuarios C (divididos en los niveles C1 y C2), con un amplio dominio del idioma y capaces de comunicarse en prácticamente cualquier situación.
Como habrás podido intuir, los certificados de idiomas ayudan a los usuarios a demostrar rápidamente sus competencias lingüísticas siempre que sea necesario. Y esta es precisamente una de las razones por las que hacer un examen de idiomas es una idea estupenda. Imagínate que estás buscando trabajo o que quieres estudiar en una universidad extranjera, y que en cada entrevista tienes que volver a demostrar tus conocimientos lingüísticos… ¡Qué pesado! Y, sobre todo, ¡qué estrés!, ¿no? En cambio, con un certificado oficial de idiomas, solo tendrías que decir qué nivel tienes o presentar el propio certificado, ¡pero con una vez basta!
Otra razón de peso para hacer un examen de idiomas es que, una vez te lo hayas propuesto, te sentirás tan motivado que no habrá quien te pare. Y es que es muy humano buscar una recompensa concreta y tangible a tus esfuerzos. Es más, aunque parezca increíble, con frecuencia es ese papelito que acredita tus competencias el que te hace sentirte lleno de orgullo – en lugar del momento exacto en el que por fin consigues hablar con alguien de algo que no sea el tiempo.
Pues bien, ahora que tienes claro qué es un certificado oficial de idiomas y para qué sirve, veamos cuáles son los principales exámenes de idiomas del mundo (sin contar los certificados de inglés):
Francés
Las certificaciones de francés más comunes son el DELF y el DALF, otorgadas por el Ministerio de Educación francés a los estudiantes de esta lengua.
El examen DELF evalúa a los usuarios básicos e intermedios (los niveles A y B, según el MCER), mientras que el examen DALF está pensado para los usuarios competentes (de nivel C).
Alemán
Aunque a los estudiantes de alemán no les falta variedad de certificados para elegir, el Zertifikat sigue siendo el certificado más popular y el más solicitado.
Lo ofrece el Goethe Institut y se divide en los seis niveles definidos por el MCER.
Italiano
Los estudiantes de italiano que quieran certificar su nivel pueden recurrir a varios exámenes, pero los más reconocidos son CILS y AIL.
El CILS es otorgado por la Universidad de Siena, y recoge los seis niveles de competencia lingüística del Marco común europeo de referencia. Además, el Ministerio de Asuntos Exteriores reconoce el certificado CILS de nivel A2 como certificación válida de competencia lingüística para obtener el permiso de residencia, por lo que los residentes de larga duración no necesitarán realizar otro examen.
Por su parte, el examen AIL lo organiza una asociación de escuelas, instituciones y expertos del campo de la enseñanza del italiano como lengua extranjera. Estos exámenes también se rigen por los niveles del MCER (e incluyen módulos de negocios para los niveles B y C), con un examen A2 específico para solicitantes del permiso de residencia.
Portugués
El certificado de portugués más común es el PLE. Lo concede el CAPLE, el Centro de evaluación del portugués como lengua extranjera. Esta unidad de la Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa cuenta con el reconocimiento del Ministerio de Asuntos Exteriores mediante el Instituto Camões.
No obstante, aquellos que prefieran cruzar el charco tendrán que presentarse al examen CELPE-Bras, que certifica que los estudiantes cuentan con los conocimientos lingüísticos necesarios para cursar asignaturas de educación superior en una universidad brasileña.
Ruso
El examen de ruso más habitual es el examen TRKI. Está más bien orientado a adultos y, al igual que con los exámenes anteriores, se corresponde con los distintos niveles definidos por el MCER.
Aunque esta lista de certificados de idiomas no sea del todo exhaustiva, ¡esperamos que te haya servido para hacerte una idea de qué vas a necesitar para demostrar tus conocimientos lingüísticos!
Si estás pensando en presentarte a alguno de estos exámenes, ¡hacer un curso en el extranjero y sumergirte plenamente en el idioma que estás estudiando es un pase directo al aprobado! Eso sí, mejor que no te confíes – estos exámenes requieren un grado importante de estudio y práctica para dominar a la perfección el formato del examen.
Por suerte, muchas de nuestras escuelas asociadas ofrecen cursos específicos de preparación de exámenes oficiales, ¡donde la preparación de tu examen irá de la mano de la inmersión lingüística, descubrimientos culturales y un sinfín de aventuras!
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